Las
cosas del País del Nunca Jamás están de rechupete. Ya son campeones del Mundial
de Fútbol 2014. Ya viven el posconflicto.
Las
Farc, las Bacrim y los Paracos ya oficiaron sus votos perpetuos como hermanitas
de la caridad. La pujante industria agrícola ya inunda los TLC con sus frutos.
Ya el precio de las esmeraldas regula el mercado minero mundial. Además, la Costa de Mosquitos, los
Monjes y Panamá más los lotes baldíos de las selvas brasileñas, peruanas y
ecuatorianas ya está bajo el dominio del pabellón tricolor…
Total nada de que preocuparse porque sólo queda una
opción: reelegir el desastre. Es más ni siquiera hay que llamar al colombiano
de todos los tiempos. Basta con ensayar el himno triunfal nacional: “nos
faltaron los cinco centavitos para el pesito”.
Colombia, la patria de la mentira, hiede a elecciones…