La
bisnieta de Rinrin Renacuajo anda de caída libre hacia el estanco. Ni sus tres
cordilleras le sirven de barranco para trancarla en su repugnante desbarajuste
de mercenaria pacifista.
La
situación es crítica, pues no se le puede criticar. Su curtido lomo de lagarto
es inmune a cualquier concepto civilizado. Para la muestra un tumulto de sus
cobardías.
Si
en un gesto de nobleza superior, se intenta iluminar a Juanpapanatas sobre la
función de las excretas del avechucho que carga en su solapada solapa, dirán: “belicista”.
Si
se pronostica el aberrante descalabro continental y futbolístico en la Copa América
vociferarán que fue culpa de la Federación
Internacional de Fraude Asociado (FIFA).
En
la tercera alternativa estaría la de pedir la cabeza del alcalde Retro. Los
gritos serían una corrección formal. No se puede decapitar a una bestia
acéfala. El engendro se mueve al ritmo de su rabo de paja.
Y
haciendo la cola se encuentra en plena reculada el tema de las minorías, que asesinan
a la humanidad con sus bochinches contra natura. Ese asunto bien cabría en las
humeantes llamaradas de una edificante pira romana. El insulto de los
detractores de esta columna sería: “Procurador.
La
opción de burlarse de las hermanitas Castro y su concubinato lascivo con el
redomado Tío Sam podría herir las susceptibilidades del zuro blanco del
Presidente. Lo innegable es que las gemelas comunistas están felices de abortar
sus fetos pre-ideológicos en el quirófano del cowboy.
¿Te
das cuenta, Farsolandia? Que tu vida de meretriz eleva la plegaria criminal de
los cadáveres. Por hoy descansa de la ironía en la paz de tu amenazante
estupidez.