Los ingenieros de la calamidad lograron superar la cota de la mediocridad nacional.
La empresa Estupidez, Pernicia y Mortecino (EPM) hundió el remanso del río Cauca
en una enorme alcantarilla.
La debacle de la truhanería vendió el lote a la crueldad de la emboscada
contra natura. El crimen ecológico edificó un monumento a la corrupción, escándalo
de forajidos.
Consumado el infortunio, las raposas y sus meretrices jurídicas sepultarán
la verdad con garlanchas de normatividad. El aceite de la ilegalidad, el delirio
del soborno, la embalsamará.
Ya está lista la bacanal de la avaricia para que los buitres de la aldea se
regodeen de inmundicia. Sus buches quedarán ahítos de coimas por defender a los
pérfidos responsables de un acto de pandilleros. Ellos gastaron el presupuesto infame
de su esterilidad en una represa de muerte.
El pueblo resabiado, en su surco de dolores, pagará por generaciones el
holocausto de una tiranía alquilada al saqueo: “Hecho en Farsolandia”. La patria
de mendigos vivirá de su descalabro moral por ser la potencia de la imbecilidad
resumida en la frase de la decadencia: “Nos las sabemos todas”, principio de la
catástrofe premoderna.
En síntesis, el redactor implora la benigna intercesión de su santo de cabecera,
el pacificador don Pablo Morillo, glorioso edificador de patíbulos, que expresó:
“En esta parte de América, los venezolanos son los que hacen y mantienen la guerra
de insurrección porque en la Nueva Granada solo hay una plaga de leguleyos hojeando
códigos para promover enredos”.
4 comentarios:
Fusilar a los corruptos es una forma de edificar a una Colombia sin cafres
La superlativa inteligencia de la ingeniería nacional está lista para levantar un monumento a la colombianidad en sus mejor expresión: el fracaso.
Brillante Farsolandia, brillante!!!
La gloria del herrumbre revolotea SOBRE LA PúTRIDA CONCIENCIA NaCIONAL
La ingeniería colombiana logró otro premio a la estupidez
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