El
mayordomo de Farsolandia grita enardecido paz sobre las tumbas de un país corrompido.
Su saliva ponzoñosa aglomera al tumulto en su escenario de sombras, deformidad
grotesca de la demagogia. Él suplica ejecutar la condena horrible del tirano
comunista. Pide ser alimentado con las sobras de los carroñeros. Oscura
debilidad del orate extorsionado por el molde del populismo.
Las
urnas, refugio desesperado del vicio electorero, son el ataúd de la conciencia.
Lugar donde el sofista legaliza el engaño. Victoria del fraude.
Los
corifeos de su campaña reptan. Sus gargantas insolentes vitorean la monarquía
de la miseria. Sus hediondas túnicas de lacayos se inclinan ante la catástrofe
del homúnculo cubano.
La
fiebre amarilla, ideología pútrida, arrastra con el fanatismo de su ignorancia
a las bestias de cabestro. Inflexibles y fatídicos vitorean delirantes a los
signos más viles del averno, la hoz y el martillo.
Paz
es el nombre del soborno con sabor a mermelada. Las nupcias del rapaz contra el
erario se preparan para el saqueo en la revuelta de los chacales. La euforia de
su mal inocula el germen de la paz que se negoció en un burdel del Caribe bajo
la alevosía de un campamento de forajidos.
La
debilidad moral irá a depositar su voto en la cloaca de la cleptocracia para
premiar la dictadura de la mediocridad. Yugo encallado en el lomo del pueblo
servil.
Él,
el déspota histórico, entonará el himno de las cortesanas ante el trono
irreductible de la Patria
adúltera. La corrupción no capituló. La complicidad encadenada a la fraternidad
del crimen triunfó sobre la verdad asesinada por una dupla infame de sicarios,
las urnas de la paz.
3 comentarios:
Y yo que que me preguntaba... ¿Cómo será la actualidad política colombiana? ¿Cómo resumirla?
Nada es tan terriblemnte deprimente como Farsolandia de fiesta electoral
Yo hago la venia ante tu gran pluma y santifico tu capacidad profética; y sin la misma altura, por supuesto, solo puedo decir…:
El empalador del carriel
Al amparo de las sombras retrecheras de la trampa y la falacia artesanal, el gamonal del Ubérrimo de la muerte se bajó la bragueta, sacó su conciencia perturbada, por su padre maltratador, y engendró otro de sus demonios: alias el zorro.
El nuevo títere tembloroso vomita sus venenos biliares, con los miedos propios de la ineptitud, mientras abajo, la democracia excremental danza arrogante hacia la urna funeraria de su destino bulímico.
El abominable empalador del carriel y sus esbirros paisas se alimenta del terror venidero, para disfrazar, otra vez, de horror y falso positivo al inocente fulanito que osó nacer en la pobreza. La imagen ganadora del zorro, les sugiere las orgías sodomitas de sus costumbres de vencedores.
Aquellos lixiviados del Ubérrimo creen que invistiendo la paz de acto comunista, podrán enterrar más su bota paraca en la retaguardia proletaria e inútil de los farsantes apátridas que constituyen el abstencionismo.
Tenebrosas carcajadas harán estruendo tras bambalinas, cuando tirios y troyanos arrojen por enésima vez a Onán sobre la tétrica y desvencijada Farsolandia, para que esta se deleite en su propia argucia, atragantada de pusilanimidad y ruindad.
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