martes, 15 de enero de 2013


La cruz de san Andrés II

“Pueblo indolente Cuan diversa sería hoy vuestra suerte, si conocieseis el precio de la libertad. Ved que aunque mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más”.

La sentencia de Policarpa Salavarrieta, vociferada en el incómodo banquillo del paredón (14 de noviembre de 1817), se reactivó 195 años después en otro mes de patíbulos…

Sacrificio inútil y femenino porque el himno a la mentira se escribió en julio de 1810 cuando este circo, provincial y colonial, arrebatado por el tedio de los mayorales, interpuso un bochinche de tienda esquinera, en un motín de verduleras. La Historia lo abandonó y su noviciado de juerga libertina sirvió para despertar la locura de los crápulas.

Infortunadamente, los sacros patíbulos del benemérito marqués de La Puerta, don Pablo Morillo y Morillo, no alcanzaron para cercenar la totalidad de la gangrena pestilente de las criollas altezas serenísimas El delito imperdonable del bienaventurado Pacificador fue dejar la semilla delatora de la vergüenza. La peste opaca de las conciencias viles inoculó la inacabable lepra de los gamonales corruptos que cabalgan sobre una mula resabiada, de peladuras masoquistas, llamada “bolombia”.

Sin embargo, la herencia de las capitulaciones prepago, en el catre de campaña del Teniente General, dejó su estela de boñiga institucional. Por ese motivo, no queda más que unas preguntas sobre facturadas para Farsolandia, La Vendedora de Fronteras.
           
¿Desde cuándo la soberanía de la Patria se juega en un garito, al azar del capricho licencioso de las rameras holandesas?

 Pues desde el día en que los prohombres de la decadencia desmembraron los potreros de la Gran Colombia para lotearlos al retozo lascivo de los tiranuelos tropicales, dueños de las fincas bananeras y sus democracias depravadas.

¿Por qué una gavilla de piratas, germen ruin del vicio delictivo, deshonran el pundonor nacional con sus improntas de galeotes?

Porque la palabra dignidad fue feriada al mejor postor, por los mercaderes de la traición, en un carnaval de rufianes.

¿Por qué la pandilla de forajidos, fichada con el alias de Corte Internacional de Justicia, mutiló el atlas de la geografía isleña con sevicia de tirano sicótico?

Porque esos malandrines usan las enciclopedias del Tercer Mundo como papel higiénico. Ellos babean condicionados por el chasquido de la prebenda.

¿Desde cuándo un saboteador extremista, con alma de hiena y banda presidencial de expresidiario, aúlla sobre Colombia?

Desde diciembre de 1814 cuando el mantuano de apellido Bolívar en complicidad con los malhechores del Congreso, (los  mismos criminales que financiaron la guerra civil de 1812) se tomó a Bogotá para saquearla y despilfarrar el botín en la fracasada toma de Cartagena de Indias, otra genialidad de don Simón, El Bobito de América.

¿Por qué el pueblo, alebrestado por la furia de sus males, no está desembarcando tropas en la costa de Mosquitia?

Porque las piraguas están embargadas por un juez promiscuo que las incauto en un “falso positivo” contra el narcotráfico desde Nicaragua. En Colombia todo lo que se hace bien está mal.

¿Dónde están los mamertos, embrutecidos por la inmundicia comunista, que no salen a patrocinar marchas contra la bárbara invasión del intruso?


Ellos en lo de siempre. Sometidos por el oprobioso yugo de los lisiados morales. Esa caterva de bestias rumiantes, de marxismo y marihuana, sudan para apoyar la traba cubana bajo el apego servil al bluyín y a la Coca-cola.

¿Qué opinan los terroristas de las Farc del otro fanático chantajista en competencia por desmembrar el país?

Así como el camarada Tirofijo desyerbó la manigua del Caguán para sembrarla de coca y exportarla, pues del mismo modo el comandante Ortega está en su derecho revolucionario de saquear el archipiélago, robarse el petróleo y vendérselo al patrón gringo para que no los vuelva a invadir con su progreso. Patria o Muerte, compañero.

¿Por qué las fronteras marítimas se defienden con la babaza del poder ejecutivo en un hotel isleño?

La respuesta adecuada es: Escena intelectual. Impetuosa verbosidad de culto iniciado en el ritual de la mentira.

¿Por qué ciertos apátridas llaman “sabio” el fallo de un perverso limbo jurídico, desgarrado con artera precisión de carniceros carroñeros?

Porque la genuflexión de los reptiles se nutre de la escoria del soborno en un adulterio vulgar con el abyecto sayón extranjero. Crepúsculo de infamias temblorosas.

¿Por qué el apellido Holguín es el patrocinador oficial del  desmembramiento del territorio colombiano? (Cf. Fady Ortiz Roca. “El linaje de la Canciller Holguín”. El Isleño.com. Agosto 19 de 2012).

Porque la tradición del fraude es un bien heredable.