lunes, 16 de diciembre de 2019

La Venezuela mendicante




Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Los venezolanos piden limosna en Colombia como consecuencia de un asunto criminal del chavismo: el hambre, hecha con excremento cubano. Triunfo del bolchevismo bolivariano.

Las víctimas de la defecada ideológica se arremolinan en las ciudades nacionales para intentar limpiarse de la inmunda impronta comunista.
La invasión de los esquiroles coprófagos produjo la desaparición forzada de los pordioseros de la próspera finca coquera. Los limosneros de Bogotá abandonaron su tradicional oficio de extorsionar con lamentos el bolsillo del viandante. Cesó la horrible noche de su júbilo indigesto.

La tramoya de su ausencia consistió en un maquiavélico gesto de la taumaturgia criolla. La paupérrima economía del rebusque se desvaneció como por arte de Juan Manuel Santos y sus falsos positivos.

¿Dónde están los menesterosos de la patria del doble bicentenario de independencia (2010-2019)? ¿Qué pasó con la Corte de los Milagros, la de Víctor Hugo y su jorobado de Nuestra Señora, en versión calle del Bronx? Las preguntas para la predestigitocracia del DANE siguen afónicas de tanto vociferar sin tregua ni esperanza.

Mientras las respuestas se cuecen en las cacerolas de los sofistas este cronista se abstiene de dar una pieza de cobre al migrante con acento “veneco”. Aquí sí exigen, con tono alevoso, unos pesos para comer como los reyes de la industria de la mendicidad. Pero allá callaron acobardados por la letalidad del bochinche con olor a tabaco maduro.

¿Será que los mendigos colombianos se nacionalizaron venezolanos para poder aspirar a un rollo de papel higiénico bimestral por familia?