domingo, 31 de mayo de 2020

Redacción endémica

La monotonía del redactor. Foto JRCR


 “Palabras vanas, ruido de campanas”

Por: Julio Ricardo Castaño Rueda

El presidente de la República de Colombia, Iván Duque, acudió a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá como intercesora contra la peste, razón apoyada en documentos históricos. El gesto del ejecutivo, acorde con el artículo 19 de la constitución nacional, generó un alboroto. Algunos editorialistas, con humor inteligente y un delicioso sarcasmo, aprovecharon la libertad de prensa y sus libertinajes para zaherir con la frase: “Virgen de Chiquinquirá”.

Al pasar el eco de la carcajada, el ludibrio se tornó tedioso. Cayó en el fastidio desganado del aburrimiento. La agudeza del chascarrillo original, el gracejo de doble sentido, religioso-estatal, se perdió entre la mofa decadente. Ahora, la muletilla: “Virgen de Chiquinquirá” se incluye en cualquier nota, esfuerzo vano de un fallido intento de irreverencia intelectual, tema común.

La manía de la reincidencia afirma que los columnistas de tesis políticas no son originales en sus conceptos. Solo reproducen una retahíla, mancha de la verborrea sobre la ignorancia. El apunte brillante se trasformó en una monótona cita sin compromiso con la cultura nacional.

El delicado sentido del respeto requiere educar los planteamientos, que forman la opinión del público, para que no se convierta en una cosa pública, elemento manoseado con las letras de la frivolidad.

Lo paradójico de este asunto, de racionamientos contra la fe, son las partidas de bautismo de aquellos creyentes en la ley de Dios, el humanismo y la universalidad axiológica de sus palabras. Ellos, los pensadores de la posmodernidad, cayeron en la usanza de la banalidad. Repiten, cual vistosas guacamayas, el alarido del escándalo.