miércoles, 20 de julio de 2016

Patria boba y engañada


1815. El 16 de mayo. Don José González Llorente le escribió una carta el rey Fernando VII de España donde entre otras quejas le da una radiografía del estado moral de la eterna republiquita de tinterillos donde se crían los gamonales, entes lisiados mentalmente para el progreso superior. Ellos, guiados por una conducta insana, atropellaron con su petulancia a la civilización del sentido común:

“…Aquellas personas que se creían de talento y de alguna probidad, cubriendo su ambición con un simulado patriotismo, no han hecho más que mantener una guerra civil destructora de los pueblos ilusos y cometer los crímenes más horrendos al mismo  tiempo que su ineptitud se ha manifestado ser tan grande que parece han nacido con el don de errarlo todo y solo a propósito para destruir en un momento el orden que han visto establecido en los 300 años que llaman de esclavitud y paz sepulcral, entronizando en el Reino de la Libertad que han proclamado el más horrible terrorismo…” (Cf. Ulises Rojas. El envés del gobelino. Documentos inéditos para la historia de Boyacá y Colombia. Tomo I.  Tunja, 1991. Pág. 133).

Nota: Pasaron 206 años y las palabras de José González Llorente no perdieron su vigencia y por el contrario se cumplen con la fuerza del caos en los días de la Patria sin alma. Ese discurso atemporal debería estar grabado en letras de molde en el Capitolio Nacional, el Palacio de Justicia, la Casa del Florero, el edificio de la Academia de Historia y demás fábricas del fraude legalizado por el soborno de la mediocridad. Así sería fácil discernir porqué en el escudo nacional reina un ave de carroña.