sábado, 30 de mayo de 2015

El atentado de la decadencia



La bisnieta de Rinrin Renacuajo anda de caída libre hacia el estanco. Ni sus tres cordilleras le sirven de barranco para trancarla en su repugnante desbarajuste de mercenaria pacifista.

La situación es crítica, pues no se le puede criticar. Su curtido lomo de lagarto es inmune a cualquier concepto civilizado. Para la muestra un tumulto de sus cobardías.

Si en un gesto de nobleza superior, se intenta iluminar a Juanpapanatas sobre la función de las excretas del avechucho que carga en su solapada solapa,  dirán: “belicista”.

Si se pronostica el aberrante descalabro continental y futbolístico en la Copa América vociferarán que fue culpa de la Federación Internacional de Fraude Asociado (FIFA).

En la tercera alternativa estaría la de pedir la cabeza del alcalde Retro. Los gritos serían una corrección formal. No se puede decapitar a una bestia acéfala. El engendro se mueve al ritmo de su rabo de paja.

Y haciendo la cola se encuentra en plena reculada el tema de las minorías, que asesinan a la humanidad con sus bochinches contra natura. Ese asunto bien cabría en las humeantes llamaradas de una edificante pira romana. El insulto de los detractores de esta columna sería: “Procurador.

La opción de burlarse de las hermanitas Castro y su concubinato lascivo con el redomado Tío Sam podría herir las susceptibilidades del zuro blanco del Presidente. Lo innegable es que las gemelas comunistas están felices de abortar sus fetos pre-ideológicos en el quirófano del cowboy.


¿Te das cuenta, Farsolandia? Que tu vida de meretriz eleva la plegaria criminal de los cadáveres. Por hoy descansa de la ironía en la paz de tu amenazante estupidez.