miércoles, 4 de junio de 2014

Amigos, a la sala de redacción de Farsolandia llegó un documento que ruego el favor de hacer circular entre el rebaño de eunucos que pastorean este lote.

El circo de los farsantes.

El mismo dado es lanzado de nuevo, como el suplicio de Sísifo, para volver a caer sobre su única y fatídica cara, la cara de una farsa llamada Colombia. Un inframundo travesti que se disfraza de engaño, para creerse país. Una cloaca por vocación que desde la creación fue condenada al fracaso. Y no por sus instintos, ni sus riquezas o su belleza paradísiaca, ni tampoco por los puñados de inocentes ciudadanos anodinos que ven como los devoran los demonios que pare repetidamente la entraña de su mal eterno.

Esta trenza de tierra se condenó porque no se fatiga de criar protervos engendros que desde la más tierna infancia aprenden de la mano de sus padres (padres de la patria) a urdir contubernios para manipular, robar, engañar, pisotear, tender trampas y saquear riquezas y conciencias. Aquellos ángeles del mal están amparados por un sistema que nace históricamente y per sécula en la tenencia de la tierra y los recursos económicos, pasa por la política, por los medios -prostitutas del poder (pertenecientes al poder económico o político)-, y los líderes de las iglesias, que en su inocencia institucional pro cristiana son ultrajadas por las mismas enredaderas del mal y terminan sirviendo al capataz de turno, que alimenta con sevicia innata la toxicidad del cada día en Farsolandia. Tampoco se escapan de este aval para el fiasco permanente, millones de habitantes de todos los estratos y pelambres, que sin recato se creen buenos, pero cada día alimentan a esos cancerberos y luego se lavan las manos… sino, de dónde salen 6 millones de votos….

El país democrático, que ingenuamente cree que existe, se sumerge en las hordas informativas sobre las elecciones venideras. Que el uno desnudó la inmoralidad del otro; que el otro halló el lado oscuro de su competidor... y el colombiano ahí, con su ingenuidad violada y con sus genes de  mil años de odio hirviendo. Alrededor de 20 guerras civiles y un sinfín de actos de horror contra sí mismos no se ruborizan, sino que se expresan por uno u otro de los candidatos.

Otros, pocos, muy pocos, hastiados, miramos desde la ventana con los brazos cruzados la piscina de excremento donde nada el futuro, el nuestros y el de los hijos de la patria venidera. Algunos creen que los columnistas son independientes (si lo fueran, no escribirían en los medios del sistema, aunque algunos hacen intentos decorosos....); que los medios buscan el equilibrio; que los opinadores reconocidos no tienen vínculos ocultos; que las instituciones cumplen a trancas y mochas con su deber.... Y al tiempo se resisten a aceptar, por cursi, la idea de una conspiración en la que todos aquellos engendros son uno mismo, UNO solo que  lleva las riendas del destino en las fauces de su más oscura manipulación.

Otros tantos no votan, haciéndose cómplices inútiles que no aceptan cargos. Revolviendo el caldo bacteriano de nuestra orgánica desgracia.
El voto en blanco no sirve porque los Santos y los Zuluaga desde hace 200 años decidieron que fuera así. Y una consciencia individual limpia tampoco aporta.

La izquierda en Farsolandia no es más que un aleteo de universitario pobretón. Esos que se fueron a la selva para tender emboscadas al propio pueblo del que emergieron, quiebran sus conciencia con facilidad al primer millón o al primer cargo público, cierto Gustavo? Y el resto, comunistas multimillonarios... que fácil armar embelecos con los bolsillos llenos.

Todo juega en contra. El destino fatídico se burla de lo que parece, pero no es. Y ellos, los mal paridos, caminando de nuevo sobre la proclividad al fracaso, se sientan en las gradas de un circo donde 47 millones de payasos hacemos las delicias de estos espectadores farsantes que pagan el espectáculo desde hace dos siglos. Al final, todos regresarán a sus mansiones- madriguera a regodearse, cogerse la nalga los unos a los otros y a reír del pobre espectáculo que les ofrecimos. En 4 años serán otra vez amigos y mozas, compadres y aliados, contradictores dicharacheros con su asta viril lista para ensartarla en el travesti de nuevo.   

Y uno aquí, hablando basura, como si sirviera de algo.