martes, 24 de noviembre de 2015

El derecho del deber I

El departamento de comunicaciones de Farsolandia invita  a una marcha por el deber el próximo 3 de mayo de 2016. Sitio de concentración: El Jardín de los Periodistas. Destino: El altozano de la catedral primada. Hora: 8:00 a.m., la impuntual.

La primera pancarta suplicará por: “Una educación que forme a un ser superior en su conducta moral”. No más posgrados en mendicidad para que los londinenses les dejen lavarles las zancas.

2. El talento indígena del precolombino formativo debe aportar alguna solución para el desarrollo universal de la civilización en formato individual, familiar y social. (Queremos ver el ingenio nacional brillando en algo que no sea delito ni legalización).

3. Suplicamos por una educación autóctona sin teorías, filosofías ni ideologías foráneas, especialmente mamertoides  (Una cátedra donde el humanismo no sea para la gente decente y la aritmética para los genios del desastre).

4. Imploramos, por piedad con el género humano, un comportamiento social regido por el sentido común. (Eso existe y hay que usarlo porque es gratis).

5. Será obligatorio combatir el plagio, el soborno, la falsificación, la trácala, la trapisonda, lo espurio y toda forma inferior de la nacionalidad decadente. (El mestizaje no justifica la involución).

6. El engaño dejará de ser un sinónimo de la inteligencia al servicio de la recursividad porque eso es el motor del subdesarrollo mental.

7. Urgente. No vivir el verbo chicanear (alardear, presumir). El ridículo, como sustento de la existencia, se convierte en la conducta que genera seres políticos (lagartos).

8. No más profesionales especializados en la limosna del salario de los esclavos (el mínimo).

9. El gran deber, de un imperativo categórico, es NO CELEBRAR las derrotas deportivas, diplomáticas, económicas y militares con la pasión desenfrenada de un pueblo enardecido por la cerveza.

10. Haga algo original. Como por ejemplo, una marcha en defensa de los deberes del colombiano.

Nota: La explicación ontológica de esta convocatoria se hará en la próxima entrega para demostrar que el juvenil cerebro colombiano (sub-45) es capaz de leer algo más de 300 palabras por mes.


lunes, 26 de octubre de 2015

Elecciones, el derecho al fraude



El resguardo de “Juanhampa” estuvo de dominical ventolera alborotada. A los caciques de la contumelia les dio por retozar con la más vagabunda de las meretrices, la democracia.

Farsolandia redactó el libreto de la comedia con la ortografía del delito. La pantomima de las urnas consistió en que los electores rayaron las opciones que los amos del desastre les mostraron. El atraso y la desgracia quedaron untados de “Coca Nostra”.

El sapo que no indigestó a esta página doliente fue el efecto camaleón de los partidos políticos. Los entes de la debacle se mezclaron entre una panza mugrienta e hinchada por sus parásitos intestinales.

Al venenoso batracio se le olvidó el disfraz para disimular la inmensa deformidad de sus ambiciones. La alianza entre los reptiles refrendó que el ardite era una amalgama de colores. Le dejaron el ojo colombino a la patria de los desfalcos.

Ni siquiera simularon el proyecto de un plagio ideológico. No se tomaron la molestia de robarse alguna idea trastornada por la locura del ideal electorero. El círculo de los desengaños manifiestos navegó en la nada. Solo se negoció el conjunto de banderas para vestir la marioneta que administrará los presupuestos de las sequías con pueblo. Es decir todos ponen, todos maman de la inagotable ubre del erario.

Por eso, este redactor votó a conciencia por la trácala infame. Sufragó para mantener la rutina de la maña que se nutrió de ejemplos tan edificantes como el de Yopal.  La ciudad eligió a un burgomaestre que está preso. Eso es un paradigma maravilloso de la evolución de los escombros.


Sí, Farsolandia votó por la perpetuidad del fraude… Y se le aplaude de pie porque hizo algo honesto, se quitó su máscara de leprosa.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Apretón de garras en la Habana



El terrorista, el tirano y el bobo enredaron el libreto de la comedia. El trío de falsarios, en un tropezón de jineteras, chocó contra la manguala de la infamia. Así le edificaron un grotesco pedestal a la equivocación errada.


El ridículo de Juanpapanatas hizo enrojecer de vergüenza al “cachipandiao”. Él reptil se arrodilló ante el zamuro disfrazado de plumífero bolivariano en el teatro de las habaneras. Y listo, se bajó las calzonarias para feriar el trasero del rancho incendiado.



Pasado el sinsabor, que produjo el asquiento sonar de las zarpas ensangrentadas, quedó el uso obligatorio de un remedio para evitar el vómito: El mareol. Esa pastilla evita que la plebe embelequera, cuando se sube a la flota mochilera del embuste, le toque vomitar impuestos y tumbas para pagar las deudas del enemigo. Esa gragea aún puede servir.



Porque el legado de la historieta nacional guarda edificantes ejemplos sobre cómo maneja Farsolandia sus entierros de paz. Desde el comunero traidor, alias Galán, hasta el negro “forfeliecer”. Desde Gaitán hasta Guadalupe Salcedo. Del llano liberal hasta  Camilo Torres, el cura que casó a mis taitas antes de que lo cazaran en Patio Cemento. (San Vicente de Chucurí, Santander. Febrero 15 de 1966)…



Pues bueno, aún queda la española esperanza de volver a escuchar en la Plaza Mayor de Santafé de Bogotá una vigorosa sentencia: “Se le condena a la pena de la horca y su cadáver a ser despedazado, declarándose infame su descendencia; a perder sus bienes; asolada su casa y sembrada de sal para que de esta manera se de olvido a su infame nombre y acabe con tan vil persona tan detestable memoria, sin que quede otra que la del odio y espanto que inspira la fealdad de su delito...” En aquella época superior,  Farsolandia era una matrona decente, profunda y humanista. Hoy solo humean los arrebatos santeros de una nieta casquivana.


miércoles, 2 de septiembre de 2015

La victoria de la patraña



Malos días, Farsolandia.


Se te saluda con el horror en el semblante. Es tan infame tu vestimenta de guaricha muisca que ya no te llamaré por el vil apodo catastral denominado lote. Ese mote lo merece tu histérica vecina, la hija de un forajido conocido con el alías de “bolívar” con minúscula. 



Tan minúsculo como los esfuerzos internacionales de tu cancillería.  Ella pretendía que el enano burocrático del Tercer Mundo, cuya sigla se asemeja a una porra de bastoneras: “OEA”, votara en tu favor después de haberle metido al continente, por el garaje de Unasur, al elefante Samper.



Si no fueras tan despreciablemente zorra y sorda escucharías mi sonora carcajada. 



Tú, ya no mereces mi insulto porque sigues ahí parada en la esquina de Suramérica cual meretriz a la espera del silbido del proxeneta. Deseas yacer con el delito en la covacha del Congreso.



Sí, la síntesis de tu desgracia vive en la frontera. Tu democracia del soborno colapsó y del paupérrimo burdel de tus linderos se expulsó a tus hijastros como a una plaga sin antídoto. Lo triste de esa conspiración del enemigo es el insulto doctrinario de tus sofismas institucionales. De aquí fueron desterrados por terroristas y de allá los desarraigan por paramilitares.



El embuste está servido en la mesa de tus cubanas convulsiones de pacifista en guerra por obtener el galardón de la vileza.


Y sobre la vergüenza eterna, tú, vieja mañosa, pretendes que los habitantes de la infernal patria del delito se rasguen los bolsillos para mantener a los exiliados por la tramoya.


No exageres con la vulgar comedia de tus crímenes que puedes matar a la gallina de las huevas de oro.



Basta ya de ordenarle a tus independientes informativos de farándula enfocar el mismo hormiguero de gentes encorvadas trasteando cachivaches por entre un río contaminado de imágenes sensacionalistas.



Y te pregunto, ¿no fueron acaso ellos, los intrépidos medios, los que en sus informes especiales mostraron a los pimpineros, los contrabandistas, los extorsionistas, los guerrilleros, los violadores, los políticos, los sicarios, los narcos y demás representantes del hampa nacional en su invasión sistemática a las dehesas venezolanas?



No te atragantes con la respuesta. Claro, se te borró el casete.



Tranquila, solo pasa a la sección de deportes. Muestra con furor patriótico la indomabilidad de tu destino civilizador. Presenta al atleta esclavo, vendido por los argentinos al fútbol europeo. Él hizo un gol en la derrota de su equipo. Es la triste debacle la que te estremece. Es el repudio al pudor, en medio de una gresca a pico de botella y baranda de juzgado, tu nacionalidad. Eres la totalidad de un ente caduco entre una gresca de bandoleros… 



Farsolandia, no me mires con ojos de taimado malandrín.



Estás en elecciones y necesitas con urgencia manifiesta que la película de tus depredadores cambie de lente. No te asustes, que no te sacaré los cueros al sol. Existes entre las urnas de un cementerio y debes guardar las apariencias de tu sepultura.



Promete lo de siempre: “Un cambio radical para empeorar”. Es la única razón firme en tus convicciones de bestia sarnosa. Necesitas, como las hienas, de la carroña para poder reírte de tus víctimas, despresadas y exiliadas.




martes, 25 de agosto de 2015

El gozque latoso



Nicolás Maduro soltó su horroroso mordisco de chacal en rapiña de carroñas. El chasquido avisó que desmembrará en su guarida bolivariana el cadáver de una patria en gusanada.

El perro, del hocico oscuro, mandó a cerrar las fronteras del gueto venezolano. ¿Qué otra cosa le quedaba por apostar en el garito de sus infamias?

Nada porque su baba ponzoñosa solo le alcanzó para elevar el tono de sus mentiras hasta la inferioridad servil de sus entrañas.

Él, en su calidad de mascota cubana, añora los barrotes de su jaula donde sus amos lo domestican con la prosperidad de la miseria. Mientras la perrera le da la inmunidad del gruñido acorralado, él, el supremo Casandro, el profeta criollo del desastre hace de los mojones un meadero. Allí, la cuadrilla de sus esbirros contrabandea las huesamentas colombianas para cebar a sus quiltros.

Allí, la sarna de su pelambre se enreda entre el discurso sicótico del canino famélico y el síndrome de las canecas del hato vecino. Por eso, la alimaña aúlla contra su propia caricatura porque su drama es el trazo deforme de un mendigo de barrabasadas.

Maduro, el inútil voceador de sofismas,  fue el primero de su ralea en apostatar de la inteligencia… por eso ladra…


Y al otro lado del lindero, la deshilachada Farsolandia sin un patrón, de zurriago y machete, que la defienda apenas se pregunta si debe soportar con sordera de ramera la alevosía de ese lobo ciclán. 

jueves, 6 de agosto de 2015

El sablazo heroico



Juan Papanatas, el pasado 20 de julio, ratificó en su alocución al Congreso la vigencia institucional de la Patria Boba, su nido de raposas.

La perorata indicó que la inmarcesible Farsolandia no ha podido sanar su repugnancia por un estado superior de civilización. La condición de servidumbre a la mentira la aplaudió el representante a la Cámara, Pedrito Pereira, que radicó un proyecto de ley donde planteó que Cartagena de Indias debe recibir una indemnización por los daños causados durante el sitio impuesto por el benemérito don Pablo Morillo, de agosto a diciembre de 1815.

Lo tenebroso del asunto es que el recinto de las desmemorias morales olvidó que el mantuano, apodado Longanizo, alias Simón Bobolívar, sitió feroz a Cartagena el 26 de marzo de 1815 porque sus lugareños no se plegaron a sus caprichos de saqueador como lo hizo con Bogotá en 1814.

El rufián estuvo vigilante en el cerro de la Popa hasta el 8 de mayo cuando le avisaron que venía el capataz ibérico a emascularlo por forajido. Entonces, el varonil paladín huyó en el bergantín inglés La Descubierta para Jamaica donde se amancebó con Luisa Crober.

En esa isla, sus devotos le mandaron un sicario para apuñalarlo. Lamentablemente, el asesino falló para desgracia de la historia de la pantomima y sus fantoches.

Resuelto el olvido de la amnesia insultante, es bueno lanzarle al circo la pregunta de la utopía: ¿Por qué no le pasan la cuenta a España y Venezuela para que paguen por las refacciones de las murallas? Porque la mano que imita el signo de los pistoleros sería la respuesta adecuada para la Patente de Corso del ocioso parlamentario.

El peregrino interrogante tenía como fin ilusorio evitarles a los esquilmados una sangría más para sus infelices bolsillos. Pago que les impondrán porque aún no se independizan de la abyecta amalgama de vocablos legalistas de los bisnietos de sus Altezas Serenísimas, los barones del fraude.

En fin, ya veremos en qué para la contumelia fecunda del yugo dorado impuesto a la cerviz del erario. Solo espero que mis copartidarios no me vayan a tildar de godo desteñido por señalar la trapacería con la fidelidad del desenmascaramiento.

Por lo pronto lavaré las banderas del partido, al estilo de Laureano Eleuterio, con tinta roja. Le cedo la pluma a un liberal, de médula y espinazo, a Jorge Child que escribió el epílogo del libro Las guerrillas del llano de Eduardo Franco Isaza en donde ratificó el peso de estas líneas institucionales.

“…La verdad es lo que vale. La farsa es despreciable, y Colombia, por lo que vive ocultando su triste realidad de voluntad mediocre, de país que anda a medias, de pueblo que no es lo que su clase dirigente dice que es, es una sociedad que vive la farsa, y que la acepta como una cataplasma de su llaga. La farsa es la negación consciente de la realidad y por eso sabe a diablo: es el pecado original de ser. En ese sentido, situando a Colombia en el plano de la farsa, nuestra sociedad se presenta como la más despreciable del continente; porque aquí la farsa no es el pecado de unos cuantos individuos más o menos famosos, sino que la farsa es en Colombia una línea general de vida, un hábito inmundo de la sociedad.

Periódicamente el país cambia de farsa como quien se cambia de camisa. La farsa de la revolución en marcha. La farsa santista de la neutralidad de El Tiempo, la farsa del binomio pueblo-ejército…”

Virgen Santísima de Chiquinquirá ruega por nosotros, pecadores de tu patria chica, porque estamos tan mal que un texto  de  los cachiporros coincide con mis avanzadas tesis sobre la sombría tramoya del otro saqueo a Cartagena… del poniente.





sábado, 30 de mayo de 2015

El atentado de la decadencia



La bisnieta de Rinrin Renacuajo anda de caída libre hacia el estanco. Ni sus tres cordilleras le sirven de barranco para trancarla en su repugnante desbarajuste de mercenaria pacifista.

La situación es crítica, pues no se le puede criticar. Su curtido lomo de lagarto es inmune a cualquier concepto civilizado. Para la muestra un tumulto de sus cobardías.

Si en un gesto de nobleza superior, se intenta iluminar a Juanpapanatas sobre la función de las excretas del avechucho que carga en su solapada solapa,  dirán: “belicista”.

Si se pronostica el aberrante descalabro continental y futbolístico en la Copa América vociferarán que fue culpa de la Federación Internacional de Fraude Asociado (FIFA).

En la tercera alternativa estaría la de pedir la cabeza del alcalde Retro. Los gritos serían una corrección formal. No se puede decapitar a una bestia acéfala. El engendro se mueve al ritmo de su rabo de paja.

Y haciendo la cola se encuentra en plena reculada el tema de las minorías, que asesinan a la humanidad con sus bochinches contra natura. Ese asunto bien cabría en las humeantes llamaradas de una edificante pira romana. El insulto de los detractores de esta columna sería: “Procurador.

La opción de burlarse de las hermanitas Castro y su concubinato lascivo con el redomado Tío Sam podría herir las susceptibilidades del zuro blanco del Presidente. Lo innegable es que las gemelas comunistas están felices de abortar sus fetos pre-ideológicos en el quirófano del cowboy.


¿Te das cuenta, Farsolandia? Que tu vida de meretriz eleva la plegaria criminal de los cadáveres. Por hoy descansa de la ironía en la paz de tu amenazante estupidez.   

miércoles, 15 de abril de 2015

La coz de “Marradona”



Diego Armando Maradona no le pertenece al fútbol; es propiedad privada de la canalla.

Lamentablemente, la mentalidad zurda del siniestro alcalde Petro lo importó como el gran asno criollo para el partido de la paz. El desastre de la medida produjo un escándalo de onagro.

Ese animal que rebuzna y corcovea dejó su legado para el dominio de la imbecilidad. El sujeto, condicionado por su ego de advenedizo, protagonizó una reyerta que ameritó una jaula.

Él aún habita entre el límite de la historia de las bestias y la frontera de la barbarie. Hijo de la oscuridad, rebelde por hambre, mintió en su conspiración con un balón al vender su fraude a la avaricia cruel. Fomentador de la bajeza, su origen lo exige.

Él llegó para dejar el rastro húmedo de la boñiga sobre el deterioro de la costumbre. Sosegado por el delirio del alucinógeno fue elevado por la muchedumbre al pedestal del olvido. El lucro de su arrogancia, de atleta bárbaro en decadencia, pasó por la Bogotá cubana para mendigar unos aplausos: acto de limosnero. Farandulero de antaño, vive de la exhibición circense. Mole inútil. Su penumbra repugna.

El astro de la infamia se levantó en dos patas para corcovear a un niño, a la prensa capitalina y a la barriada con su coz de Marradona…


Por favor, señor alcalde, la PAZ no necesita un burro. Las mulas del Gobierno, cargadas de prebendas para las Farc, son suficientes para mantener la guerra en paz.

lunes, 23 de marzo de 2015

El suplicio del progreso.



Cuando se escriba la historia extensa del fraude nacional, el infierno vomitará denuestos contra los gobernantes de la Patria Boba. 

El averno regurgitará, entre sus improperios, la anarquía de una movilidad enfermiza, cuyo caso se ilustra para vergüenza del sentido común.

El SITP (Sistema Integrado de Transporte Público) no reemplazó a la humilde ruta de la buseta Laches-Dorado que pasaba por el Chapinero viejo, vía al Santuario de la Peña. Recorrido que incluía un agradable paseo por los bosques de la salida para Choachí, lejos de la contaminación. A ese trazado lo mató el diseño de la urbe decadente. 

Para intentar saber cuál era la opción vehicular vigente para volver a la Peña se ingresó a la página web del SITP. Dos horas después de una charla-súplica, vía chat, se obtuvo la información:

El programa no sabe que el Santuario de Nuestra Señora de la Peña existe porque su visión sindical solo alcanza hasta la plaza de Longanizo o de “Bobolívar”. Este dato se supo cuando se asignó la ruta 544B que pasa por la carrera 17 con calle 63B y lo deja en Monserrate,  a dos cerros de distancia del objetivo.

Al cabo de dos horas de Internet se logró que entendieran que el usuario no viajaba para la cima de Monserrate sino para la ermita de Nuestra Señora de la Peña, un toponímico distinto y distante.

La encargada orientó, de acuerdo con las avanzadas aplicaciones de su computador, el siguiente plan:

Diríjase a la carrera 13 nro 54-74, en horario de 7:00 a.m. a 4:30 p.m. Compre la tarjeta Tullave por 3.000 pesos. Siga hacia su destino a pie, en buseta o en taxi hasta la calle 19 o devuélvase de la misma forma a la calle 63 con carrera 16. Allí espere el bus de la ruta 142. Luego se baja en la calle 19 con carrera 16A para tomar la ruta C125. Esta tiene un incremento de 300 pesos en hora normal y lo deja en el CAI del barrio Los Laches.

Recuerde que antes de usar el bus C125 debe caminar, tomar buseta o taxi para ir a recargar su tarjeta. Hágalo en algún punto de la fase tres de Transmilenio (carrera décima o calle 26) porque el saldo que tiene no le alcanza para devolverse a su lugar de residencia. Y no se olvide que la C125 lo dejará a 10 minutos a pie de su destino primario… 

La desgracia, costosa e incompetente, es otro ataque aleve contra los ciudadanos de las comunas orientales del norte y del centro de la capital por parte de la Bogotá cubana. 

¿Por qué no se dejó la misma ruta Laches-Dorado para los buses del SITP? Porque la tara mamerta impuso el insolente golpe de la hoz y del martillo, herramientas de los obreros del crimen ideológico. 

Entonces, llamar a ese resabio motorizado: “sistema integrado” supone una burla soez contra el principio de involución de una aldea que aspira a descender del Tercer Mundo al Séptimo.

La solución al descalabro es similar a los comparendos pedagógicos que les coloca la Policía a los usuarios mamados de los articulados. El agente los detiene y los pone a escribir planas que dicen: “No debo colarme en Transmilenio”.

Ese mismo formato de protesta civil se debe implementar en las próximas elecciones. “No debo votar por un comunista fanático para alcalde de Bogotá”. 

“No debo votar por un comunista fanático para alcalde de Bogotá”. 

“No debo votar por un comunista fanático para alcalde de Bogotá”. 

“No debo votar por un comunista fanático para alcalde de Bogotá”. 

“No debo votar por un comunista fanático para alcalde de Bogotá”. 

“No debo votar por un comunista fanático para alcalde de Bogotá”. 


miércoles, 14 de enero de 2015

Yo no soy Charlie Hebdo… soy un periodista...


Así que le ruego el favor a la recalcitrante izquierda del lápiz no usar la libertad de expresión para masificar sus actos de terrorismo intelectual, barbarie incruenta. Ese ataque propio de comunistas fanáticos es una vergüenza mundial.

La imagen y la creatividad no son armas para escudar las falencias morales detrás de los monigotes. Y no se olviden de que ofendieron gravemente a la cristiandad bajo la solapada protesta de su vileza.